miércoles, 6 de mayo de 2015

Cuento Sufi

Un Sultán recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasados unos meses, el instructor le comunicó que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que no sabía qué le sucedía al otro: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio.
El Sultán mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Publicó por fin un bando entre sus súbditos solicitando ayuda, y a la mañana siguiente vio al halcón volar ágilmente por los jardines.
- Traedme al autor de ese milagro —dijo.
Enseguida le presentaron a un campesino.
- ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo lograste? ¿Eres mago, acaso?
Entre feliz e intimidado, el hombrecito explicó:
- No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama.
El pájaro se dio cuenta de que tenía alas y se lanzó a volar.


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