lunes, 29 de abril de 2013

SABER UTILIZAR LA TELEVISIÓN


LA TELEVISIÓN Y EL NIÑO
 

La costumbre de ver mucha televisión inhibe el deseo y la necesidad de leer.
En la televisión, el ritmo atrayente de las imágenes es el que se impone y nos obliga a seguirlo.
El niño permanece pasivo, con todos sus sentidos a merced de las imágenes, y sin tener que hacer esfuerzos, su mente no trabaja, todo se le da hecho.
El tiempo ante la televisión no debería pasar de un 20 o 25% del tiempo libre del adolescente.
 
La televisión, como cualquier otro medio de comunicación, se convierte en medios de mentalización a través de diferentes vías:

 
Vía afectiva, emotiva, cargada de fuertes pasiones

Vía de los reflejos condicionados

Vía subliminal
 

SABER UTILIZAR LA TELEVISIÓN:
 

1. Aprender a prescindir de ella y apagarla cuando los programas o temas que desarrolla no sean de nuestro interés o el de nuestros hijos.

2. Aprovecharla para estimular el diálogo familiar comentando temas de interés y fomentar la actitud crítica.

3. No estar psíquicamente pasivos, sino activos. Un buen programa de televisión estimula intelectualmente como el mejor de los libros.

4. Los contenidos de ciertos programas que son interesantes, pueden servir de materia de trabajo para el estudio, incluso para el colegio.

5. Hay que enseñar a “ver” anuncios y desenmascarar la manera en que pretenden convencer e influir para incitarnos a comprar. Esto gusta mucho a la mayoría de los niños.

6. Se puede fomentar la unión de la familia utilizando determinados programas para analizarlos, criticarlos y valorarlos en común. Que hasta los más pequeños opinen y sean escuchados por todos.

7. Acompañar siempre que se pueda a los niños mientras están frente al televisor para enseñarles a tener una mente activa y crítica de cuanto ven. Comentar y valorar las actitudes, gestos, conductas de los actores.

8. No permitir que el niño vea la televisión más de una hora al día. A los menores de  12-13 años no se les debe permitir ver la televisión hasta muy tarde por la noche, porque roba horas de sueño y porque los contenidos, a esas horas, no son recomendables para esas edades.

9. Evitar que utilicen la televisión como adormecedor de la conciencia. Hay un creciente número de chicos que no pueden estar quietos ni prestar atención, que son hiperactivos. Parte de esta inquietud viene dada por el bombardeo de imágenes, noticias y estímulos visuales que ofrece la televisión. Estos chicos pueden convertirse más adelante en seres ansiosos, abocados al consumo de tranquilizantes, no en forma de pastillas, sino en forma de tabaco, alcohol y otros, creyendo que
consumir les calma, cuando esto es una falacia.

10. Ilusionarlo con actividades deportivas, reuniones con amigos, actividades al aire libre, etc. para ir reduciendo el tiempo dedicado a la televisión.

11. Convertir la televisión en un instrumento válido en la formación del niño o del adolescente, a todos los niveles.

12. Que la televisión no condicione ni organice jamás nuestro tiempo ni nuestra vida.

 

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